Guanajuato, Gto.- Con un gran concierto a través de las cuerdas de Kvintet continua el programa de “Solistas de la OSUG”, un proyecto con propuestas de música de cámara, y ensambles conformados por miembros de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG).
La presentación tuvo lugar en el Teatro Principal donde los violines de Pedro Zayas, Yessica Melgar, las violas de Lydia Bunn, Djamilia Rovinskaia y el Cello de Mikhail Rovinski, en los diversos movimientos musicales deleitaban al público.
El quinteto Kvintet han formado parte de diferentes grupos, y han adquirido una amplia experiencia de interpretación, en esta ocasión con motivo de los 250 años de L.van Beethoven los integrantes se reunieron para explorar posibilidades sonoras a través de las cuerdas: un cuarteto clásico de cuerdas enriquecido con una viola más.
Al inicio el quinteto Kvintet, comentó, que este programa era dedicado a la memoria del Maestro Pedro Jiménez Alvarado, chelista, fundador de esta orquesta y miembro activo de la misma por más de 55 años.
Durante sus interpretaciones el público pudo disfrutar de grandes obras de Beethoven, que fueron publicadas en 1819 como Quinteto de cuerdas en do menor, op.104., el primer movimiento que se interpretó fue “Allegro con brio”, el cual es un arreglo súbito, con extremos contrastes, con retórica violenta y los emblemáticos procesos narrativos de las obras de Beethoven.
Seguido de “Andante cantábile con variazioni”, para recuperar la explosividad y vivacidad del primer movimiento con “Minuet. Quasi allegro”, en esta obra destaca como Beethoven enriquece el ländler que toca el violonchelo con una contra melodía en la segunda viola, en el último movimiento “Finale. Prestissimo” se yuxtapone la violencia, la agitación contenida y, en el segundo tema, la ternura lírica.
Para cerrar con broche de oro, en esta presentación se pudo degustar de las obras, del considerado el más clásico de los compositores de su época, Johannes Brahms (1833 – 1897) con el Quinteto de cuerdas en sol mayor, op.111 (1890); Allegro non troppo, ma con brio; Adagio; Un poco Allegretto; y Vivace ma non troppo presto.
Esta obra se distingue por la plasticidad de las ideas aportadas y por el tratamiento de la escritura instrumental, constituido en cuatro movimientos, el primero ilustra el diálogo igualitario entre los instrumentos, el Adagio presenta un tema húngaro con un marco armónico denso y a veces con carácter melancólico, el tercer movimiento, presenta un expresivo vals y el último movimiento, hace eco del estilo gitano húngaro impregnado de sorpresas formales.