El libro Virgilio Fernández del Real. Memorias de un brigadista (La Rana, 2020) es la forma en la que el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato rinde homenaje a un hombre de vida intensa y seguidor siempre de sus ideales sociales, luchador por la justicia y la libertad tanto como médico, como soldado, activista y finalmente promotor cultural.
Partiendo de las evocaciones de la infancia y la adolescencia en la España en que nació y donde, aún muy joven, casi niño, se enroló en la Internacional, contagiado por el furor libertario que permeaba en el ambiente, pasamos a su temprana juventud caracterizada por una vocación de entrega, un idealismo apasionado y un espíritu titánico para enfrentar la vida y sus adversidades.
La lucha por la República nos lleva a conocer momentos de gran hondura afectiva y vital, en un camino en el que la inocencia se pierde y la familia nuclear se deja atrás, para dar paso a la feroz atrocidad de la guerra civil española de los años treinta. Las anécdotas de la vida en común con los camaradas de lucha nos departen momentos de hermandad, de valor y fiebre y coraje de los buenos. Aquí, en las brigadas, Virgilio habría de realizar su vocación altruista también como médico ejemplar, atendiendo a los más necesitados con todo el amor del que era capaz.
En el plano sentimental, como compañero de vida de dos grandes mujeres, Virgilio fue capaz de muchos gestos tiernos en el compartimiento de un mismo camino y sus valiosas lecciones dadas por los golpes de la fortuna. La afamada pintora Gene Byron, su primera esposa, ya en nuestro país, recibió el impulso y el cariño que se consagrarían en la creación del museo guanajuatense que hoy lleva su nombre. Por su parte, Estelita, su última mujer, mantuvo vivas las esperanzas de Virgilio y estuvo con él hasta el día de su muerte.
Un documento de esta naturaleza nos provee de luces sobre la reconstrucción de ciertos aspectos de la historia de la Guerra Civil Española, del exilio español en México, de la cultura mexicana de esas décadas, de la vida de Gene Byron, así como la cronología detallada del museo aludido. Todo expresado desde la sinceridad y la fidelidad a las causas abrazadas, así como el aprecio por la humanidad misma.
Para la realización de este libro fue necesario la convergencia de generosas voluntades, entusiastas de la cultura. Tal es el caso en primer lugar de Gabriel Medrano Luna, quien llevó a cabo la diligencia de registrar estas memorias en forma de entrevistas orales y darles un tratamiento debido, a la par que cotejó las referencias históricas con otras fuentes documentales con el fin de entregar un trabajo de altura en sus aspecto historiográfico, pero atento y respetuoso del estilo cálido y entrañable de Virgilio.
La presentación del texto nos refrenda la valía humana de este brigadista que, en palabras de María Adriana Camarena de Obeso, directora del Instituto Estatal de la Cultura, aportó mucho desde su corazón a nuestra ciudad. Tal publicación es así una “manera de preservar la memoria de los personajes que han hecho de Guanajuato una ciudad identificada con el diálogo y la libertad, elementos fundamentales de la cultura.” Por último, cabe hacer mención de que el texto se presenta de manera bilingüe, traducido al inglés por Anna Adams, así como con un acompañamiento fotográfico amplio.